En la actualidad se ha comprendido mejor la diferencia entre las Iglesias libres y otros nuevos movimientos religiosos de origen protestante.
El diálogo ecuménico lo ha facilitado. No es fácil precisar una identidad común de estas comunidades eclesiales, pues no existe una definición exacta de ella. La expresión misma es de aparición tardía, en el siglo XIX.
Son comunidades cristianas que responden a unas características generales, pero con gran diversidad entre ellas. Constituyen un tipo especial de comunidad eclesial, fundada en el bautismo (muchas veces de adultos), y que se sienten herederas de los principios de la Reforma, especialmente el de sola Scriptura; pero cada una de ellas ha surgido por una determinada situación histórica −un fundador− o, con frecuencia, una separación o una expulsión.
El metodismo es el movimiento iniciado por John Wesley (1703-1791), párroco anglicano, profesor universitario y uno de los más afamados predicadores de su tiempo: «Su modo de predicar escribe Algermissen−era sencillo y popular, pero penetrante».
Las nociones de «entusiasmo» y conversión personal ocupan un lugar central en su praxis. La doctrina varía ligeramente respecto a sus orígenes. En la Biblia los metodistas no reconocen los libros deuterocanónicos sino solo aquellos que se utilizaron originariamente en la liturgia (protocanónicos).
Amish, baptistas y cuáqueros
Los menonitas o amish toman el nombre de un sacerdote católico holandés, Menno Simons (ca. 1496-1561). Son pacifistas y en ocasiones contrarios al progreso técnico. Se diferencian de otros protestantes en la praxis bautismal: solo bautizan adultos entre los 14 y 17 años que, tras una preparación adecuada, hacen una profesión de fe.
Las comunidades evangélicas
En ocasiones han sido calificadas como «Iglesias de laicos», porque en ellas no existe diferencia entre ordenados y no ordenados, o es menor que en otras comunidades. En ellas el Espíritu llama a todo cristiano al sacerdocio; no hay diferencias esenciales en la comunidad, sino simplemente diversidad de funciones carismáticas: no quieren ser «Iglesias de pastores», aunque exista el oficio de predicador o de pastor.
Los adventistas
Las Iglesias cristianas de los adventistas del séptimo día surgen en el siglo XIX, en un clima de viva conciencia del regreso de Cristo en la gloria, que se había extendido en numerosas Iglesias libres. En el nombre mismo de «adventistas» se subraya la espera del advenimiento de Cristo, y la santificación del sábado –el séptimo día− y no del domingo.
Los pentecostales
La insistencia en el «despertar» espiritual y la conversión, y la aspiración a una vida cristiana más alta en la santificación hicieron surgir a los pentecostales en Los Angeles en 1910, quienes buscaban una experiencia plena del Evangelio. Los cristianos son llevados a una vida santa en el testimonio y el servicio movidos por el Espíritu.