Durante la noche, Rusia lanzó un ataque aéreo de gran intensidad contra territorio ucraniano, la ofensiva, que se prolongó durante varias horas, afectó al menos a seis regiones del país, dejó cuatro muertos y cerca de 50 heridos.
Según autoridades locales, entre las víctimas se encuentran tres rescatistas en Kiev y una persona que fue hallada bajo los escombros de un edificio residencial en el noroeste del país.
Este nuevo episodio de violencia ocurre pocos días después de que Ucrania ejecutara un sorpresivo ataque con drones a bases militares dentro de Rusia.
Esa operación, que dejó en evidencia vulnerabilidades en el sistema defensivo ruso, generó incomodidad en el Kremlin y parece haber desencadenado una dura respuesta por parte de Moscú.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que su par ruso, Vladímir Putin, le anticipó una represalia tras los ataques ucranianos del domingo.
Además, en declaraciones recientes, Trump sugirió que quizá sería conveniente permitir que ambos países continúen enfrentándose durante un tiempo antes de intentar reanudar los esfuerzos de paz.
Estas palabras contrastan con sus anteriores llamados a detener el conflicto y evidencian un posible cambio de postura en la estrategia diplomática estadounidense.
Desde el inicio de la invasión en febrero de 2022, las ciudades ucranianas han sido blanco constante de ataques rusos. De acuerdo con datos de Naciones Unidas, más de 12.000 civiles han perdido la vida en estos tres años de guerra.
“Rusia no cambia sus costumbres”, declaró el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, dejando claro su escepticismo ante la posibilidad de una desescalada inmediata del conflicto.
Aunque se han celebrado dos rondas de diálogo directo entre Kiev y Moscú, los encuentros no han logrado reducir las tensiones.
Las condiciones de ambas partes siguen siendo muy distantes, lo que ha frustrado los intentos de alcanzar un acuerdo de paz impulsado por Washington.